¿Cómo construir un Estado-Nación?
En la filosofía política nos encontramos con diversos pensamientos sobre la manera como se construye un Estado, por ejemplo pensadores liberales como Locke se perfila con una situación inicial donde el hombre es libre y goza de sus derechos naturales, luego se realiza un contrato entre hombres para crear el Estado y entre hombres y el gobernante, para tener como producto un Estado que protege al pueblo para que los individuos tomen la justicia por sus manos. También Rousseau habla de un contrato social, pero solo entre los ciudadanos, para formar un Estado como expresión del bien común. Concretando con Montesquieu, quien establece tres ramas del poder del Estado: la legislativa, la judicial y la ejecutiva, como máxima acción de libertad.
Cada hombre actúa dependiendo de las actitudes que toman los demás, siendo evidente la necesidad de una organización pública en la que todo se coordine por el bienestar común, teniendo en cuenta la diversidad de pensamientos, credos, culturas entre otros aspectos que hacen parte fundamental en el modo de vida de cada ciudadano.
Ubicando al hombre en un estado salvaje, en el período donde su fuerza y autodeterminación por subsistir no están sumisas a las disposiciones de los demás, lo encontramos luchando por su alimento para satisfacer su necesidad inmediata de hambre, alejado de toda relación afectiva y estructural con lo demás seres, por su disposición natural; pero éste mismo hombre cuando llega a viejo, se siente incapaz de luchar con las bestias cómo lo hacía antes para obtener su alimento, se idea el modo del cuál pueda sobrevivir, sin exigirse tanto como lo hacía: a través de un contrato social.
Al surgimiento de las necesidades, por el debilitamiento físico o incapacidad de sostenimiento, el hombre individualista, se siente en la obligación de buscar ayuda, al ver el provecho que obtendría al estar aliado con alguien en condiciones mejores.
Ya remitidos a la actualidad, reconocemos el estado social del hombre y desde su nacimiento, al verse rodeado de personas siente la necesidad de seguir en ella; sin embargo la conformación de ésta sociedad, es muy diferente a la construcción de un Estado-Nación, a causa de la falta de reflexión objetiva y de decisiones acertadas a favor del bien común, que es el hombre.
Con el acto de otorgarle a alguien el poder de representar, el ciudadano evita sus obligaciones como tal, pues la posición que toma va dirigida a la indiferencia hasta de sus propias necesidades, ya que no entiende su responsabilidad frente a la comunidad, por creer que el que tiene el poder lo va a resolver todo.
Para construir un Estado-Nación se requiere que todos dispongan de un mismo territorio con límites; sean ciudadanos, es decir, responder a los mismos deberes y obtener los mismos derechos; de una organización política y jurídica, para decir bien, un sistema de gobierno creado bajo leyes comunes, la adopción de comités encargados para cada situación específica, así tal cual la conformación de ramas del poder para tener un estado descentralizado; y una manera de vivir única, que le es común y en la cual todos sus miembros están de acuerdo por el mismo interés de vivir juntos.
Pero ¿cómo será posible construir un Estado con estas características? Aunque no es una utopía llegar a pensar esto, pues nos sugerimos ese modo de formar un estado, pero sí es un ideal al suponer que todos pensemos de la misma manera, vivir bajo las mismas condiciones, hasta el punto de actuar mecánicamente por una constitución permanente y predecible, de quitarnos el peso de ser responsables, ya que nadie actuaría por convicción ni haciendo uso de su conciencia, sino por imposiciones de una sola expresión, siguiendo paradigmas propios de la sociedad manipulada, creyendo obtener un fin común y solo se obtendrá el bien de quienes en realidad manejan el poder por un Estado centrado en los más poderosos. Ya no habría necesidad de conocer el carácter de los otros, porque todos en forma similar tendrían el mismo comportamiento, es decir, el mismo pensar.
Una nación es la unidad de una población que comparte la misma historia, costumbres, ideología y constitución, por lo tanto en un pueblo dividido no se puede construir una nación, por su multiculturalismo y por más que se tome una posición comprometida con el bienestar común tratando de incluir las minorías, todo sería en vano por el establecimiento actual de una sociedad segregada, donde los más favorecidos nunca dejarían que los menos favorecidos obtengan parte de sus beneficios. Además, aquellas minorías (o mayorías por la causante de pobreza) ¿se tendrían que adaptar al modo de vida de los más beneficiados o los más beneficiados se adaptarían al modo de vida de las minorías?
Para concluir, la responsabilidad del hombre para construir un Estado-Nación, se basa en el compromiso de la satisfacción por sí o por otros, para sí o para otras personas, todas las necesidades existente; éste hombre responsable construye un Estado-nación, al hacerse conciente de su capacidad de decisión sin ser influenciado, donde los actos de cada ciudadano intervienen en el buen desarrollo de su organización.